lunes, 10 de diciembre de 2007

Lo nuevo ya es viejo


Parejas parejas parejas... que complicado puede llegar a ser!! Es realmente una cuestión de dos o más bien de tres? vos-nosotros-yo. Llegué a la conclusión que en realidad es un tema de 5!! Ahí esta la clave!! lo que sos - lo que querés que crea de sos - nosotros - yo - lo que quiero que creas que soy.
Así podría llegar a una infinidad de combinaciones y serian más de 5 porque ¿donde entra la persona que el otro quiere que yo sea? ¿Qué pasa cuando uno insiste en crear una persona en el otro que (realmente) no existe? ¿Y donde entra la persona que el otro crea para crear mi interés? ¿Y lo que queremos ser y aún no somos? obvio que todo esto lleva el típico "y viceversa".

Conocer a una persona puede ser más complicado de lo que creemos. Uno dice conocer al otro, habla, convive, comparte, pero el otro siempre nos sorprende y a veces eso no es para mejor... Las actitudes (propias y del otro) entran en un campo mucho mas amplio y complejo porque podemos interpretarlas solo de una forma subjetiva, el hombre no le abre la puerta para pasar, no me le da el asiento, da un bocinazo y espera adentro del auto, en consecuencia no es caballero. A su vez la mujer sale tanto como puede, vive descreída de los príncipes azules, ya no escribe dulces cartas de amor y prefiere un bar que a la cocina, por ende no es una dama... cada uno termina culpando al otro: el hombre no es caballero con la mujer que no es una dama, y la mujer no es una dama con el hombre que no es caballero. El cuento del Gran Bonete!! Las mujeres nos agarramos de este verso y los hombres no se quedan para nada atrás. Terminamos culpando al sexo opuesto para excusarnos de "no ser". Pero casi todo es una cuestión de domesticar y del hasta dónde cedemos. El otro provoca, siempre provoca, para domesticar. Las prohibiciones y los enojos suelen ser moneda corriente al iniciar una relación tanto que casi todos tuvimos alguna experiencia así (y como no recordarlas?!). Buscamos domesticar o dominar al otro para sentir que le importamos, buscamos la dependencia para suplantar la falta de seguridad, y el enojo surge cuando al no tener el resultado deseado la inseguridad se hace más visible. Pero en esto del atacar la persona del otro también esta en juego lo que creemos que somos y es, o lo que queremos ser y que sea.

Una noticia me llamo mucho la atención y me hizo meditar este tema. He tenido la experiencia de ser una dama que actuó como tal en consecuencia de las actitudes caballerescas de mi compañero sentimental, me abría la puerta del auto para subir, jamás me espero dentro del auto, me envió flores en eventos especiales, me llevaba a lugares sorpresa... y yo le daba lugar obviamente como buena dama, no me abalanzaba a abrir la puerta, lo recibía con la alegría de una nena en un parque de diversiones, le hacia notar que él llevaba las riendas de la relación, festejaba cada una de sus ideas como si fueran únicas y jamás hice comentarios que denotaran que algunas cositas eran "clichés" del romanticismo y que cientos de hombres lo han hecho antes, lo admiraba hasta por su respirar, en fin lo que debe hace toda dama. Pero cuando eso terminó el príncipe azul se trasformó en sapo y la princesa en bruja. Lo han visto no darle el asiento a su nueva compañía y yo he abierto puertas sin dar el paso a mi acompañante. Me pregunto (volviendo sobre el tema): ese caballero y esa dama que solíamos ser no fueron en realidad una fabricación del o para el otro? fuimos la persona que queríamos que el otro creyera que éramos o fuimos lo que el otro quería que fuéramos? O será que en realidad esa era la verdadera versión de nosotros y ahora somos lo que nuestras actuales compañías obtuvieron al no actuar hacia nosotros como damas o caballeros?

Prefiero pensar que la verdad (damas y caballeros) es que ser ruines y patanes, ser piratas sin honor ni lealtad, nos hace sentir mas fuertes! Es una especie de bárbara coraza que nos colgamos al hombro, sentimiento particular que bien puede ser comparado con la clásica culpa. De esta forma, cuando el hombre no envía flores ni abre puertas, cuando la mujer no finge que es la primera vez que escucha esa misma frase ni admite que aun espera un príncipe azul, evitamos el dolor de que el otro nos decepcione al no comportarse como deseamos. Qué pasó con esos románticos amores que casualmente estaban en la puerta de nuestra casa cuando salíamos? (ocultando que hacía más de 2hs que estaban parados allí esperando que en algún bendito momento tengamos que salir para fingir el encuentro, of course) Qué pasó con toda esa magia? La magia nos hacia vulnerables a la decepción, es que las damas y los caballeros no traicionan y ponen el corazón en manos del otro a diferencia de los piratas que se venden al mejor postor, y quien da el corazón corre el riesgo de que lo lastimen... a veces es también una mera cuestión de vida express otra por falta de anhelos, pero ambas fallas son menos duras de traspasar que el temor a la decepción.

Cuándo fue la ultima vez que dejaste que te lastimen? si fue hace mucho formas parte del club "ya lo viví"... así que solo queda esperar que aparezca una princesa pidiendo ser rescatada (tendrás que leer entre líneas) o que un caballero se aparezca en la puerta de tu casa (no vamos a pedir que golpee ventanas, no?)... y ojalá que en ese momento puedas recordar la única verdad que tiene todo esto del romance: dos personas, uno de cada lado, con una espada en la mano definiendo si van a ser piratas o damas y caballeros.

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