jueves, 12 de junio de 2008

Habia una vez...

Podrá darse la historia del Príncipe Azul?

Será cierto que el amor puede encontrarse a la vuelta de la esquina... o en el ascensor?

Cuando el corazon late locamente (suena mejor que admitir que a una le dio taquicardia) todo cambia... al menos por unas horas, o minutos; un cruce de segundos es suficiente para revivir a la Bella Durmiente que teniamos sedada con el suero del desamor, la desidia, el engaño o la indiferencia.

Pero como podemos hacer que ese cruce llegue a ser realmente algo más? Es que una puede quedarse sentada a esperar que él (el Príncipe Azul, obvio) toque nuestra puerta o debemos hacer algo?... Si no hacemos nada corremos el riesgo de que nuestro Príncipe Azul se tope en el bosque (léase un bar o la ciudad) con alguna Blancanieves que, rodeada de hombrecitos desesperados por ella, le cuente la historia la inocente acosada, si léase la clásica mosquita muerta!

O tal vez nuestro Príncipe Azul sea un experto bailarin, y en algun baile (léase él tipo todavía no renunció a los boliches) se encuentre con una Cenicienta que le cuente su desafortunada historia y termine como Reina (si, la pobrecita indecisa solo tuvo que moverse un rato, hacerle ojitos, una buena histeriqueada del "desaparezco" y ya lo tiene en el bolsillo)

Aunque tambien tenemos a las Rapunzel, ellas son bellas y deslumbrantes, son las que no ocultan su desesperacion y saben poner sus dotes fisicos al servicio de la pesca... y si tu bello Principe Azul justo se cruza con su cabellera no dudes que trepara sin saber que al llegar a lo alto de la torre no habrá salida de emergencia...

Asi que mis Bellas Durmientes si Uds. esperan que su Principe Azul sea de los que recorren largas distancias en su corcel, venciendo los riesgos del camino y luchando contra dragones para llegar a Uds y despertarlas del frio de la vida actual para empezar a vivir una nueva vida, no queda otra más que esperar y no renunciar al sueño (contradictorio aferrarse a un sueño cuando el sueño es que nos despierten no?)

Y nada quiero oir acerca de Princesas que terminan besando sapos por el temor a quedar solas o por sentir que no merecen a ningun Principe Azul, porque siempre habra un Sreck para una Fiona soñadora.

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